miércoles, enero 31, 2007

Duarte

Por varios días estuve pensando escribir algo que me acerca a la mítica figura de Duarte; por muchos es nombrado, pero no conocido en sus acciones, forma de pensamiento que son actuales que pareciera que está presente observandonos y nadie se atreve a escucharle, hacen más bien todo lo contrario de la idea sostuvo para la fundación de la nación dominicana. Por esa razón prefiero dejar que ustedes mismos lean algunos de sus escritos que pareciera que fueron escritos ayer:

Causa de la patria
"Por desesperada que sea la causa de mi Patria, siempre estaré dispuesto a honrar su enseña con mi sangre".

Autoridad
"El Gobierno debe mostrarse justo y enérgico...o no tendremos Patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional".

La juventud
"Seguid, jóvenes amigos, dulces esperanza de la patria mía. Seguid con tesón en la hermosa carrera que habeís emprendido y alcanzad la gloria de dar cima a la grandiosa obra de nuestra regeneración política, de nuestra independencia nacional, única garantía de las libertades patrias".

La república

El cordón está ahí invisible, presente; la atadura es mayor que cuando paseaba la antigua ciudad intramuros, llena de callejones, calles sin asfaltar, gente que poseían una casa de ensueño construida casi a comienzos de la colonización, pero calléndose a pedasos y con puertas agujereadas. No sentía la rapidez que tiene esta ciudad perdida, que corre a ritmo de rock and roll, es express.

No es comparable siquiera con el calor de las personas de allá, aquí las personas son como el frío, templadas, pálidas, aburridas, antipáticas; pareciera que todos están mal humorados, nadie se mira a los ojos, se miran esquivamente con temor. Algún sonido extraño es motivo de susto, gritos, el 9/11 los ha traumatizado. Fue terrible según me cuentan.

Mi ciudad es esa las misma despojada de su brillo, de su gente, pero con la valerosa virtud del deseo de ayudar a cualquiera, y los deseos de volver caminarlas no como un visitante temporario, sino como todo un ciudadano orgulloso de pertenecer a una raza de hombre gallardos que les llama dominicanos, allá es donde quiero volver.

La realidad Dominicana

Santo Domingo es un país que se ha resignado a los designios y el oprobio de los políticos al parecer eternamente, estos descaradamente aplican las medidas más convenientes para sus propios intereses; incluso las población se ha acostumbrado de tal manera que ya cada cual desea entrar en algún partido para buscarse lo suyo. Porque sencillamente los dominicanos no tenemos dolientes.

Existe toda una confabulación entre los partidos políticos en el alternarse y desfalcar el Estado sin medida, la iglesia Católica que como testigo silente procura que los gobiernos les satisfagan sus necesidades y privilegios, los militares que también son beneficiarios de la corrupción y no procuran servir a la nación la cual juran defender. La sociedad civil, que por cierto no la conozco, es participe activa y todo los desmanes y de las deplorables acciones de los bandidos del país.

Los medios informativos que deberían jugar el más importante de los papeles en las sociedad, de crítico, de investigadores, de ser el ojo avizor, la punta de lanza del pueblo se someten a los aberraciones de estos por unas migajas, que les dejan caer para manipular la información a su antojo.

Sin temor a equivocarme afirmo que el más culpable de todos es el propio pueblo que se mantiene indolente, servil, corrupto, como sin las cosas que suceden no les afectan, no tienen un voz, no se organizan, están convertidos serviles animales que se les puede llevar al matadero a sacrificarles.

lunes, enero 22, 2007

Porque te deseo?

Porque eres la musa que inspira mis deseos, cada vez que te pienso, mujer desnuda con tus tercios senos que deseo devorarlos.

Porque cuando te vi la luz de tus ojos me atrapó,

porque me enamoraste a primera vista, fue así cuando te vi, sentada conversando alegremente y jugando con tu pelo, si preguntas


porque te deseo, son muchas las respuestas, sólo sé que te deseo.

porque todo lo que huele a ti es deseo

jueves, enero 18, 2007

Luís y la nieve

Luís tenía cerca de tres meses viviendo en Nueva York y lo que más deseaba era ver la nieve, tocarla, sentirla, olerla y hasta saborearla, su llegada fue en otoño pero debía esperar el invierno.

Así fue estaba tan entusiasmado que no pudo dormir el día anterior cuando anunciaron la primera nevada. Salió a la calle corriendo, en pantalones cortos y con una camiseta blanca, se tiró en la acera la comió, se la puso en el cuerpo y jugo como un niño. Comenzó a sentir frío, recordó que no estaba abrigado y que en el ímpetu de la emoción lo alejó más de un cuadra. Abrió los ojos y se echó a andar rápido, luego a correr como alma que lleva el diablo, pero algunas cosas llegan en el peor de los momentos: sintió orinarse, detúvose agarrándose la entrepierna con ambas manos, y con el frío era ya dos cosas de las cuales preocuparse.

Llegó a la puerta, cuando la abrió sintió los pipís mojar sus pantalones y escurrirse por la piernas, por ver la nieve el frío le hizo orinar.

miércoles, enero 17, 2007

Tres nalgadas que te meas

No recuerdo cuantas veces escuché a mi abuela decir esto, a sus compañeras de iglesia, un grupo exclusivo de dos o tres que todas las tardes asistían a misa, luego al regresar les escuchaba deborar como fieras a todas las personas del barrio, sobre todo a las muchachas jóvenes. Pero mi historia es otra. Decía ella "...el muchacho que me falte el respeto le doy tres nalgadas de que se mea, carajo".

Contaba con alrededor de 8 años y las veces que le escuchaba,decía en mis adentros "...abuela está loca, que reacción puede crear tres nalgadas a un niño, ¡bah!habladurías". Continué mi vida dentro de mi manada, osea, mi compañeros de bellaquerías y travesuras, quienes hacíamos travesuras como cojer las gallinas y ponerles fuego por el fullín. Salían las pobres casi volando, que risa nos daba. a mi propia abuela en una ocación le pusimos fogaraté, una planta que expele microscópicas puyas que al caer muchas ¡UH!, en la silla. Al sentarse, ¡Wau!, escuchamos desde el patio el fuerte grito de la vieja, por suerte nadie se enteró que pasó y que nosotros estuvimos que ver con esa fechoría.

Pero me desvié de mi historia, resulta que en mi barrio había un señor que se le conocía como Leo, pero nosotros le pusimos Leo Pupú. el porque no lo recuerdo ahora. Bien, Leo Pupú tenía una camioneta de cabina de el color azul marino. Estaba en perfecto estado, hasta que llegó a nuestras manos pues nos dedicamos a hacerla nuestro lugar de juegos, nos sabíamos por la cabina y nos deslizábamos por el parabrisas, los pantalones se quedaban enganchados con los limpiadores y debíamos soltárnoslos.

Siempre estábamos atento de si Leo se acercaba, entonces dábamos la voz de alerta e inmediatamente nos mandábamos a correr, saliendo de su alcance; a los lejos sólo le escuchábamos vociferarnos atrocidades. Como la camioneta casi siempre la parqueaba en frente de mi casa, yo era el primero en decirle a los muchachos que nos fuéramos a jugar. En una ocación la voz de alerta no llego a mis odios, fui de los últimos en lanzarme por el parabrisas cuando descendí y vi a los demás corriendo e intenté hacer los mismo me encontré entre las piernas de Leo Pupú, traté de safarmelé y de nada sirvió, y acto seguido me propinó tres nalgadas, mientras me decía furioso: "¡Muchachos de mierda, piensan acabar con guagua!" y sentí un chorro tibio con corría por entre mis pantalones cortos, seguía por mis rodillas y llegó hasta mis tenis "Campeón" . Cuando me soltó no comenté nada a los muchachos de lo sucedido, entré callado a mis casa y cambié mis pantalones.

lunes, enero 15, 2007

Las cenas de Mingó

Mingó, se presentaba todos los santos días a la misma hora frente la iglesia de Santa Barbara. Se dirigía siempre tercer nivel de la plaza. Dejaba todos los sacos, fundas y bultos que cargaba en su espalda; arrastraba sus pies descalzos, hasta la iglesia, se persignaba, oraba por unos segundo y volvía a simular que preparaba algo que comer, hablaba consigo mismo, movía las ollas, preparaba la mesa con sus visitas y cenaba.

Algunos percibían esto como extraño, preguntándose: Si Mingó, no preparaba nada, ¿Por qué simulaba comer? era una pregunta frecuente. Quienes le conocían desde joven decían que enloqueció por la constante lectura. Se desempeñó como abogado, que provenía de la provincia sureña de Baní, tenía un hijo que por lo ocupado de su carrera lo vió pocas veces y este ni se recordaba de su padre. Domingo de Jesús Nin, creció con el apodo de Mingó, diminutivo de su nombre.

El sacerdote de la parroquia le observó en algunas ocaciones sin darle importancia hasta que las fieles Mujeres del Divino Niño, que se dedicaban a edificar en la fe, le informaron que los actos de ese mendigo se veían un poco extraño. En principio no le presto atención, pero luego de varias semanas de constante quejas de las fieles, un día le espero y le preguntó:

-Señor perdone, le he observado en la misma acción durante unos días, no es que me moleste, pero a las descentes persona de esta iglesia no les agrada-, le dijo el padre.

Mingó alzó la cabeza, le miró sin prestarle atención.

-Bueno le estoy hablando, puede responder por lo menos-añadió-.


-Si de verdad esto no le molestara no tenía que venir a preguntar-, dijo mientras movía las manos como si cocinara.

-No, claro pero esto me parece una locura, hace lo mismo todas las tardes, luego hace como si terminara de preparar los alimentos y se sienta, come, sin tener nada que comer, esto no es normal, por favor señor-.


Mingó se detuvo por varios segundos, no volteó, comenzó a recoger sus cosas colocandolas como pudo en su espalda, cuando hubo terminado le miró con firmeza dijo:

-Esto que hago señor sacerdote no es locura es hambre-, y se marchó y no se el vió jamás, por ningún otro lugar.

domingo, enero 14, 2007

Dormido

Siendo que estas conmigo,
aun estando lejos; te he
tenido en mis pensamientos,
con tu pelo suelto, desnuda,
juego con las colinas que penden
de tu pecho, muerdo tus candidos
labios rosados sin saciarme, me
convierto en un adicto de ellos. Tus
ojos me hechizan, te sigo sonámbulo,
me pierdo, me haces presa de tus
encantos, rendido me resigno; pero
todo esto es un dulce sueño que se
repite cada noche, despierto humedo,
deseando que lo sucedido fuese verdad.

Las cosas de Nené

Jacobo era el menor y único varón, de tres hijos de una pareja de maestros de San Pedro de Macorís le otorgaron el mismo nombre del padre; como todo niño le gustaba el juego, pero no era dado a hablar más de lo necesario. fue creciendo de igual modo, pero siendo el consentido de la casa, algo que detestaba creía que sus padres y hermanas exageraban en el trato con el. Su mundo lo convertían su amiguito Richard, una año menor y el pequeño, Andy el de más edad pero el más enano del grupo.

Para la familia Jacobo era conocido como Nené o el Nene del hogar, otra cosa que le irritaba, odia ese bendito apodo y más aún si le llamaban en frente de los demás amiguitos. En una ocasión le reclamo con voz sería a su padre cuando apenas tenía 6 años:"No me hagas ver como un consentido delante de mis amigos, sabes que no me gusta que me llamen Nené". Su padre le miró al pasar y quedó mudo y cuando quiso responderle había desparecido de su lado.

Cerca de donde vivían en la carretera que daba a Hato Mayor, a unos 500 metros del estadio Francisco Michelli, una zona poco poblada eran por donde vivía Jacobo, había un perro, Bobby, que había marcado a todo el mundo con sus dientes, siempre que lograba soltarse de la soga que le ataba a la mata de coco en el patio de sus dueños.

Nené que contaba a con cerca de 10 años, era el mismo de niño de poco hablar, le gustaba la escuela como una forma de escapar de su hogar, donde se sentía un bebe de teta. Y sus amigos, confidentes con los que hablaba mucho, más bien era el líder de la tribu. Mientras jugaban bolas un día a unos 20 metros de su casa, jugando bolas con su tribu. Estaba tomando todo su estilo, colocando sus dedos en la arena negra, y cerca de su bola para lanzarla. Sus compañeros se mandaron a correr, él se levanto y antes de preguntar Bobby clavó sus dientes en un cachete de sus nalgas, no gritó, aclaró sus ojos. Sintió cuando el perro le soltó, volteó y el perro se marchaba tranquilo.

Le persiguió se le echó encima, le agarró por el cuello, con todas sus fuerzas, lo doblegó y comenzó a morderlo con todas las ganas que le provocó la que recibió, Bobby, soltó un lastimero gemido una y otra vez, todos salieron de sus casas a ver que sucedía lo veían y no lo creían.

Su padre corrió y le desprendió del animal con fuerza tomándolo por la cintura, se lo llevó y Bobby al verse libre corrió a casa de sus amos gritando sin cesar. Nené tenía la boca y las manos llenas de los pelos de Bobby."¿Hijo que por qué le hiciste eso al perro? preguntó don Jacobo. Nené Respondió: "Para que vea si es bueno morder, si vuelve a hacerlo le haré los mismo". Su padre no sabía que responderle, pensó las cosas de Nené.

Sus compañeros quienes fueron testigos de toda la escena estaban con la boca abierta, por lo acontecido, "Nené está loco muchachos", ¿Vieron eso? Luego se rieron a carcajadas.


Continuará......

martes, enero 09, 2007

Ángel

No sé si en la realidad de este mundo están presente los ángeles, porque al mirar tus ojos es sentir la presencia celestial en la tierra.

No sé si eres el ángel que Dios engargó para el amor porque tus labios denotan la virtud humana perdida con el tiempo.

No sé si eres un ángel... porque si así lo fueras, no podrás ser mía jamás, aunque lo sueñe y lo quiera.

Primeros amores

Todos algunos vez nos asimos
a recuerdos en los años mozos
de tanta inocencia

Sí, mi inocencia y amor como impóluto
eran, y yo de ti tan etereo lo sentí; y
me vituperaste con profusa vehemencia

Nos adosó tu amiga con sus vejaciones
que se posaron en mi mollera

Y mi lenidad es culpable de mi diatriba
por lo que es y no es, pero ante todo esto,
esa mi egita