domingo, noviembre 23, 2008

Insomnio

¡Ahhh! Se sienta en la cama, está asueñado pero no logra dormir, el frío del suelo le irrita: "¿Dónde dejé las chancletas?" Las encuentra va a la nevera y toma agua; luego al baño se mirá las ojeras oscurecerse cada noche: "A donde pararé".En la habitación, el reloj marca las dos y treinta tres. Se recuesta, cierra los ojos, se concentra, nada. Aunque está cómodo no sabe el porque del insomnio, piensa recordando las personas con las que comparte el autobús por las mañanas: la señora que se despide con un beso de su marido, el hombre y la mujer que hablan hasta por las codos, la embarazada que come más que un loco, los jóvenes que llevan ropa de construcción (parecen hermanos). Simula leer el diario gratuito que toma de la caja de periódicos de la esquina pero la verdad es que los observa, conoce bien quienes abordan, hasta donde llegan y hasta si se ausentan."Y que hago pensado en esas personas sin conocerla, mejor será que duerma."Estuvo aún enredándose en las sabanas a punto de dormirse. ¡Tic! ¡tic! ¡tic! La alarma le levanta, ve la hora: cuatro cuarenta. Encuentra que las horas han pasado volando, así lo fueron. "Otro día de trabajo, la misma rutina, celebrar los chistes malos del jefe y escuchar las babosadas del Manager y ver las idioteces que comete el supervisor con tal de conseguir un aumento; regreso aquí, llega la noche y luego lo mismo a acostarme sin poder conciliar el sueño.

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