La mediocridad de los políticos dominicanos no tiene límites. En que cabeza del mundo cabe que el Senado de la República pierda horas debatiendo la prohibición del reggetón, no lo hago a modo de defensa y tampoco estoy en contra de este ritmo.
Lo que creo es que un país en donde la energía eléctrica no funciona, en donde las instituciones no se respetan, en donde los políticos corruptos se pasean impunemente por las calles, en donde las leyes no se cumplen, en donde cualquier pendejo puede gobernarnos, en donde los hospitales no tienen jeringas, ni gasas, ni camillas, los seudos políticos se la pasan argumentando y perdiendo el tiempo que el reggetón es promotor de la delincuencia y malos hábitos en jóvenes dominicanos.
Lo que si creo es que el fracaso, la ineficiencia y las estupidez de los gobernantes en cuanto en materia económica, social y política.
Otra grave error de las autoridades es tratar de culpar a los deportados de los actos vandálicos que acaecen en la nación dominicana, pero insisto y vuelvo lo repito la política corrupta de los partidos que se han alternado en el poder han llevado el país en la condición vergonzosa en la que se encuentra.
Pero no, lo importante para ellos es llenarse los bolsillos del dinero del Estado, construir subterráneos innecesarios, como si las prioridades de una nación pobre como la nuestras es esa, o si acaso podrá resolver el problema del transporte.
Para algunos sonaré pesimistas, prefiero ser realista una voz disidente que se siente aludido ante cualquiera de las acciones injustas de quienes se dicen ser dominicanos y que el fondo son sólo un grupo de víboras (que perdonen las víboras por la comparación), que se la pasan dilapidando los dineros del Estado.
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