Los buenos amigos no suelen ser siempre personas, cuando de niño busque leales amigos encontré dos que me ofrecieron un cariño sin reservas, sin espera de nada a cambio, les veía todos los días, jugábamos. Mi pequeño y solitario mundo estuvo compuesto por ellos dos, ahora ambos se han ido, las tristeza me embarga cuando los recuerdo, fueron tan parte de mi alma que a veces creo que sus espíritus están a mi lado.
Les sonará algunos extraños, pero estos entes lo fueron mi gato angora, Bobo, y mi perro Rocky. Bobo era de color amarillo con blanco, en el amarillo se le notaba cierto camuflaje. Recuerdo ahora que todas las noches me espera para dormir conmigo en la cama, luego me levantaba y al regresar de la escuela era el primero que daba la bienvenida. Fue mi primer gran amigo, un día que creyendo que desea jugar conmigo le vi con unos movimientos raros, estaba muriendo, le habían envenenado. Sólo en diez minutos me lo arrebataron. Un año estuvimos juntos. Lloré, me refugie en Rocky mi pequeño perro blanco con manchas negras, este amigo hasta la escuela se iba conmigo, estuvimos mucho más tiempo, cerca de 17 años, sino fuese por él me vida habría sido mucho más amarga.
Cuando estuve en Santo Domingo el año pasado visité a mi madre, fui al patio buscándolo y no le encontré, pensé que le paseaban, decidí preguntar y me dieron la triste noticia, ya la vejes le había llegado. Contaba casi con 20 años. Mientras mi mamá me lo decía se sentí triste, no le comenté a nadie, ocho meses atrás se fue mi otro real amigo.
1 comentario:
Yo también tuve un perro que me acompañaba a la escuela. Dormir con un perro ya es cosa extrema, ya que la higiene de los perros viralatas no es tan buena que digamos.
te cuidas
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